
El Zen y el arte Oriental
Todo el mundo ha surgido del espacio y todo desaparece en el espacio, por este motivo, por la conexión de los mundos existentes, por la experiencia personal, el arte japonés, está saturado por el Zen.
El arte es Zen, la esencia del Zen es producir el satori, una experiencia que puede tenerla el zapatero, la modista, el Premio Nobel, yo, nosotros, siempre que se someta la vida con autenticidad a la búsqueda, al encuentro de la belleza, que en síntesis personifica, a la Creación. En esto también cabe prevenirse, una cosa son las palabras y otra el satori, ninguna expresión puede decir, que es , salvo una aproximación que describa sus efectos, una infinita paz, el descenso del cielo al corazón de un hombre que estará imperturbable mientras el satori, se desarrolla en su ser, puede ser cuestión de horas o semanas, lo cierto que es la única rama del budismo, que produce este efecto, casi siempre a través del arte, por eso se dice que el arte es Zen, Freud sostuvo que únicamente se sublimaría al hombre en su faceta negativa a través del arte, solo el arte puede convertir a un demonio,¿ cuando logra alcanzar el espíritu del arte?: Los artistas japoneses lo saben, el logro puede traducirse en un satori, será el mejor certificado de que han logrado con su trabajo consumar el arte. También saben, que para ello, deben entregarse con la vida y el trabajo.
El arte es trabajo, solo así se logra la obra y es dolor, ningún artista duerme en un lecho de rosas, la obra es la compensación por ver, y transmitir el mundo que se ha creado. En todas las artes sucede lo mismo, Desde el samurai, recio y aguerrido cuyas metas no son matar al contrario, sino intuir sus ataques para anularlo. El samurai, fué uno de los primeros en aceptar el Zen, la casa de té, tiene en sus paredes, artefactos especiales para que depositen estos hombres sus armas, aunque el arma mas potente es su espíritu, el vacío de la nada, y la conexión con el todo, la intuición, que brota, ante el estimulo de la meditación que es la intención de la ceremonia del té, que en modo alguno es una ceremonia de cortesía o agasajo, la ceremonia del té se logra cuando los invitados tocan el extremo del silencio, y se escuchan a sí mismos, aislados de todo , uniendose en la nada al circuito que como un sistema nos conecta al cielo, al universo, tan desconocido., Lo mismo sucede con el ikebana, el maestro o el adepto toman del momento los elementos para comunicar una sensación, las obras de invierno tendrán ramas y algunas hojas.
El que observa sabe a que tiempo del año pertenece, también el lugar, por los elementos que la componen, en verano la pieza florecerá como las macetas del lugar, no está aislada y la esencia es la misma, llegar al espíritu a través de la obra, el artista si entra en un satori, tendrá la prueba de que su obra alcanzó la belleza del arte, y que ha llegado con su espíritu al espíritu del ikebana, o del arte que practiquen Las personas que han tenido un satori, no son proclives a manifestarlo, el silencio, forma parte del fenómeno, dice Lao Tse,”El sabio no habla / y el que habla no sabe” es evidente que solo quien, actúa con perseverancia, recogimiento y mesura logra esta bendición, lo espiritual necesita la hondura del ambiente, por eso el Zen es hondo y quieto o movedizo como el océano, pero siempre está ligado a la creación.
La enunciación de las artes, es casi una irreverencia, el pintor de sumie, mira y guarda en su interior, en su espíritu, la imagen para volcarla después en el papel, nunca copia, no se ha hablado mucho acerca de la pintura, en el sentido de que se pinta también con el cuerpo, en este estilo, el pintor recoge y elabora después lleva al pincel. Encontramos la anécdota clásica, se encargó a un famoso artista un cuadro con bambúes y cuando lo fué a retirar casi se cae de espaldas, el artista le entregó unos bambúes rojos, ante la recriminación del cliente, el artista muy parcamente aclaró
Así, es el Zen , si alguien intenta explicarlo, puede naufragar, las personas no tienen capacidad para definir lo sagrado, ni siquiera el que ha llegado a su aproximación , casi a tocarlo, como los santos o los iluminados. Podemos asegurar, que no hay orientales ni occidentales para la practica del Zen. Jung, un profundo estudioso de lo oriental, negó al cerebro occidental la capacidad de tener un satori, existen experiencias muy concretas de que son posibles. También se negó el haiku a los poetas occidentales y el pequeño poema que en un principio se estableció de 5-7-5 silabas, se implantó en el planeta. En todo el mundo se escriben haiku, y en todo el planeta millones de seres practican el Zen, transmutadas por el arte, los que practican el Zen, aun sin saberlo, practican el arte de vivir, el cual no se puede definir con palabras, que solo reproducen imágenes, hechos, maravillas o barbaridades, el Budismo, es una sonrisa, sin palabra ,el silencio del silencio, que surge de adentro cuando no hay indagación sobre el por qué o el como de las cosas, sino la simple aceptación de la vida, el enigma sagrado, que no develamos, vivir es un milagro y esa categoría de acontecimientos escapan a la comprensión humana. El Zen es la humedad que envuelve el arte japonés. Como una matriz venturosa y sabia, las palabras pueden llevar una comprensión del fenómeno, pero son insuficientes para manifestar lo que solo puede decirse como aquella sonrisa, del Buda ante la flor dorada, o como lo señala Lao Tse, que afirma en el silencio, la sabiduría.
Regina y Febade me han dejado en los comentarios un haiku cada uno, muy bellos e interesantes los dos que reproduzco aquí :
Regina
su pico golpea
la puerta impasible
-vencido se va
La hierba reverdece
Sin ayuda de nadie
La flor florece.
En los comentarios se producen conversaciones muy interesantes que enriquecen la entrada Author ha señalado algo importante, estoy completamente de acuerdo en lo que me dice, esta entrada pretende explicar la relación que existe permanentemente entre Zen y Arte Oriental, pero podría llevar a alguien a una confusión. Os dejo aquí la aportación de Author acertada y enriquecedora :
Author :"El zen que trata de ser definido, no es zen... hay que experimentarlo y practicarlo mediante sus multiples manifestaciones de 'atencion'. zen viene de la palabra dhyana, que significa meditación. atencion, meditación, mindfulness, todo es lo mismo. es Uno."
De Author
Antes del despertar
Cortaba leña y acarreaba agua
Después del despertar
Corto leña y acarreo agua
Todo el mundo ha surgido del espacio y todo desaparece en el espacio, por este motivo, por la conexión de los mundos existentes, por la experiencia personal, el arte japonés, está saturado por el Zen.
El arte es Zen, la esencia del Zen es producir el satori, una experiencia que puede tenerla el zapatero, la modista, el Premio Nobel, yo, nosotros, siempre que se someta la vida con autenticidad a la búsqueda, al encuentro de la belleza, que en síntesis personifica, a la Creación. En esto también cabe prevenirse, una cosa son las palabras y otra el satori, ninguna expresión puede decir, que es , salvo una aproximación que describa sus efectos, una infinita paz, el descenso del cielo al corazón de un hombre que estará imperturbable mientras el satori, se desarrolla en su ser, puede ser cuestión de horas o semanas, lo cierto que es la única rama del budismo, que produce este efecto, casi siempre a través del arte, por eso se dice que el arte es Zen, Freud sostuvo que únicamente se sublimaría al hombre en su faceta negativa a través del arte, solo el arte puede convertir a un demonio,¿ cuando logra alcanzar el espíritu del arte?: Los artistas japoneses lo saben, el logro puede traducirse en un satori, será el mejor certificado de que han logrado con su trabajo consumar el arte. También saben, que para ello, deben entregarse con la vida y el trabajo.
El arte es trabajo, solo así se logra la obra y es dolor, ningún artista duerme en un lecho de rosas, la obra es la compensación por ver, y transmitir el mundo que se ha creado. En todas las artes sucede lo mismo, Desde el samurai, recio y aguerrido cuyas metas no son matar al contrario, sino intuir sus ataques para anularlo. El samurai, fué uno de los primeros en aceptar el Zen, la casa de té, tiene en sus paredes, artefactos especiales para que depositen estos hombres sus armas, aunque el arma mas potente es su espíritu, el vacío de la nada, y la conexión con el todo, la intuición, que brota, ante el estimulo de la meditación que es la intención de la ceremonia del té, que en modo alguno es una ceremonia de cortesía o agasajo, la ceremonia del té se logra cuando los invitados tocan el extremo del silencio, y se escuchan a sí mismos, aislados de todo , uniendose en la nada al circuito que como un sistema nos conecta al cielo, al universo, tan desconocido., Lo mismo sucede con el ikebana, el maestro o el adepto toman del momento los elementos para comunicar una sensación, las obras de invierno tendrán ramas y algunas hojas.
El que observa sabe a que tiempo del año pertenece, también el lugar, por los elementos que la componen, en verano la pieza florecerá como las macetas del lugar, no está aislada y la esencia es la misma, llegar al espíritu a través de la obra, el artista si entra en un satori, tendrá la prueba de que su obra alcanzó la belleza del arte, y que ha llegado con su espíritu al espíritu del ikebana, o del arte que practiquen Las personas que han tenido un satori, no son proclives a manifestarlo, el silencio, forma parte del fenómeno, dice Lao Tse,”El sabio no habla / y el que habla no sabe” es evidente que solo quien, actúa con perseverancia, recogimiento y mesura logra esta bendición, lo espiritual necesita la hondura del ambiente, por eso el Zen es hondo y quieto o movedizo como el océano, pero siempre está ligado a la creación.
La enunciación de las artes, es casi una irreverencia, el pintor de sumie, mira y guarda en su interior, en su espíritu, la imagen para volcarla después en el papel, nunca copia, no se ha hablado mucho acerca de la pintura, en el sentido de que se pinta también con el cuerpo, en este estilo, el pintor recoge y elabora después lleva al pincel. Encontramos la anécdota clásica, se encargó a un famoso artista un cuadro con bambúes y cuando lo fué a retirar casi se cae de espaldas, el artista le entregó unos bambúes rojos, ante la recriminación del cliente, el artista muy parcamente aclaró
Así, es el Zen , si alguien intenta explicarlo, puede naufragar, las personas no tienen capacidad para definir lo sagrado, ni siquiera el que ha llegado a su aproximación , casi a tocarlo, como los santos o los iluminados. Podemos asegurar, que no hay orientales ni occidentales para la practica del Zen. Jung, un profundo estudioso de lo oriental, negó al cerebro occidental la capacidad de tener un satori, existen experiencias muy concretas de que son posibles. También se negó el haiku a los poetas occidentales y el pequeño poema que en un principio se estableció de 5-7-5 silabas, se implantó en el planeta. En todo el mundo se escriben haiku, y en todo el planeta millones de seres practican el Zen, transmutadas por el arte, los que practican el Zen, aun sin saberlo, practican el arte de vivir, el cual no se puede definir con palabras, que solo reproducen imágenes, hechos, maravillas o barbaridades, el Budismo, es una sonrisa, sin palabra ,el silencio del silencio, que surge de adentro cuando no hay indagación sobre el por qué o el como de las cosas, sino la simple aceptación de la vida, el enigma sagrado, que no develamos, vivir es un milagro y esa categoría de acontecimientos escapan a la comprensión humana. El Zen es la humedad que envuelve el arte japonés. Como una matriz venturosa y sabia, las palabras pueden llevar una comprensión del fenómeno, pero son insuficientes para manifestar lo que solo puede decirse como aquella sonrisa, del Buda ante la flor dorada, o como lo señala Lao Tse, que afirma en el silencio, la sabiduría.
Regina y Febade me han dejado en los comentarios un haiku cada uno, muy bellos e interesantes los dos que reproduzco aquí :
Regina
su pico golpea
la puerta impasible
-vencido se va
La hierba reverdece
Sin ayuda de nadie
La flor florece.
En los comentarios se producen conversaciones muy interesantes que enriquecen la entrada Author ha señalado algo importante, estoy completamente de acuerdo en lo que me dice, esta entrada pretende explicar la relación que existe permanentemente entre Zen y Arte Oriental, pero podría llevar a alguien a una confusión. Os dejo aquí la aportación de Author acertada y enriquecedora :
Author :"El zen que trata de ser definido, no es zen... hay que experimentarlo y practicarlo mediante sus multiples manifestaciones de 'atencion'. zen viene de la palabra dhyana, que significa meditación. atencion, meditación, mindfulness, todo es lo mismo. es Uno."
De Author
Antes del despertar
Cortaba leña y acarreaba agua
Después del despertar
Corto leña y acarreo agua
 
 
 
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6 comentarios:
Mientras te leo un pajarito curioso golpea la ventana con su pico. En el verano se había acostumbrado a entrar y ahora con todo cerrado se desespera, dejo su haiku.
su pico golpea
la puerta impasible
-vencido se va
"El Zen es la humedad que envuelve el arte japonés". Excelente frase
Un Haiku
La hierba reverdece
Sin ayuda de nadie
La flor florece.
Un saludo
desde que me quedé viudo de musa, los albas me despiertan al pie de los lupanares.
Busco quien me pueda segar mi inútil oreja de un espadazo.
Los tiempos han cambiado tanto, que ya los funambulistas del dibujo
no podemos retarnos por una meretriz.
Mañana temprano parto a Istambul
te prometo cenar al pie de la torre de Gálata junto al Bósforo
y recordar nuestras noches de uvas y miel
-Javier-
pero en realidad, el zen que trata de ser definido, no es zen... hay que experimentarlo y practicarlo mediante sus multiples manifestaciones de 'atencion'. zen viene de la palabra dhyana, que significa meditacion. atencion, meditacion, mindfulness, todo es lo mismo. es Uno.
simplemente decirte que te sigo..ya volvi de las montañas..
un saludo john table
Antes del despertar
Cortaba leña y acarreaba agua
Después del despertar
Corto leña y acarreo agua
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